Soplarán otros vientos

Lo que Alfonso Carvajal nos muestra en las páginas que siguen, bien se podría llamar un precioso regalo. Un regalo que tiene su envoltorio y su sorpresa, que necesita preparación y que entrega felicidad, sea esta material o emocional. El envoltorio es una prosa elegante y amable, que no renuncia a la sencillez para que el lector acceda al contenido sin esfuerzo: oímos la voz de Alfonso en cada página, nos dice con la calma del profesor aquello que quiere que conozcamos. Pocas veces tenemos la oportunidad de leer un castellano tan bonito, tan sonoro, tan bien construido, tan discreto y, al mismo tiempo, tan expresivo.

Pero después de haber desenvuelto este regalo, nos llega el contenido. Son años de reflexión, de observación, de lecturas y de conversaciones lo que hay en estas páginas. Los artículos que componen la colección nos enseñan por dentro a un hombre bueno, preocupado por lo que ve, pero que no se resigna, que emplea su esfuerzo en levantar la queja y, acto seguido, la propuesta de solución. Justo lo que esperamos de un hombre comprometido, solidario, nunca complaciente, una voz solitaria que habla a todos y que pide que reflexionemos también nosotros. Es “difícil no acordarse de Unamuno, de Ortega, de Pla.

El regalo que Alfonso nos hace aspira a quedarse en nuestra vida en forma de conocimiento. Ese es el auténtico regalo. Lector, lectora, cuando hayas leído las páginas de este libro, habrás crecido, ya no serás la misma persona. Porque esta invitación a la lectura es además una invitación a observar y a pensar. Y serán pocos los que, al final de estos artículos, no sientan el prurito de escribir también lo que se lleva pensando de manera informal durante meses. Pocas veces se llega a conseguir esta excelencia: convertir al lector en un compañero de pensamientos.

Este es un libro que viaja de lo viejo a lo nuevo, de la política pequeña a la grande, de la ecología al anarquismo. Un viaje vital de una persona que podemos ser todos nosotros. Si Alfonso nos desvela todos los elementos de su educación sentimental —no puede ser mala una persona que incluye a Pink Floyd—, no es exageración pensar que este libro pasará a ser un elemento en la educación sentimental de quien lo lea.

No hay que decir más, para no retrasar el momento de disfrutar esta lectura deliciosa.

Fernando Ruiz de Osma 

Entrevistas y artículos: 

ABC   El Norte de Castilla